
Para
este festejo la ciudad se engalana y sus calles y escaparates se
decoran especialmente: los colegiales, asociaciones y el pueblo en
general se atavían con los ropajes antiguos que hacen vivir los
acontecimientos a lo largo de la historia de su ciudad: la victoria
sobre el sitio de los condes de Flandes bajo el mando de Walters van
Edigen, la emigración a Verapaz (Guatemala), la tradicional industria de
construcción de órganos, de liado de cigarros...
El gremio de los panaderos se afana especialmente para tener preparados los más de 10.000 panes en forma de rosco -Krakelingen
que han de repartirse entre los asistentes. Uno de estos esconderá un
premio consistente en un vale por una joya de oro en forma de anillo o
rosca.
El
festejo se inicia a las 15,00 horas en la iglesia románica de Hunnegem
desde donde las autoridades religiosas y civiles, ataviados a la antigua
usanza, en cabezan la procesión rumbo a la ermita de Ntra. Señora de la
Capilla en la cercana montaña de Oudoberg. En este colorista desfile no faltan los druidas celtas ni los portadores de los panes, peces, vino y toneles.
Tras
una oración, las autoridades beben una copa de vino como marca la
tradición: en un caliz de plata de más de 400 años de antiguedad en el
que nada un pequeño pez vivo. Tras este ritual, se comienzan a lanzar
las roscas de pan ante el regocijo de los miles de asistentes que
esperan conseguir esa joya que anualmente diseña algún joyero de la
ciudad.
A las 20.00 h0ras exactamente, en la cima de la montaña, se prende el tonel -Tonnekensbrand-,
completamente lleno de paja. Es el símbolo del nacimiento de la
primavera que todo lo inunda de luz y color. Todos prenden sus
antorchas. Los asistentes han esperado impacientes este momento. Con las
antorchas encendidas la procesión regresa a la ciudad.
En este video puedes visualizar como transcurre la celebración:
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