
El
zumo de uvas es una sabrosa fuente de salud; da energías por su
contenido en hierro, manganeso, cobre y fósforo; contiene azúcares
buenos; previene los problemas cardiocirculatorios y aporta vitaminas
A, B y C. Es de fácil digestión, tiene poder diurético y efectos
laxantes. Sólo presenta un problema y éste es que se oxida fácilmente
perdiendo su poder nutritivo.
Si
queremos conservar estos zumos aptos para el consumo posterior con
todos sus nutrientes, hay dos sistemas para lograrlo: el frio y la
pasteurización.
El
segundo método, de propiedades antimicrobianas, consiste en poner el
zumo al baño maría -el recipiente del zumo dentro de un recipiente con
agua puesto al fuego- unos 30 minutos hasta alcanzar unos 70ºC. Una vez
hecho esto se envasa en tarros esterilizados -puestos a hervir durante
10 minutos y dejados secar boca abajo- se cierran herméticamente y se
dejan enfriar boca abajo. Así podemos estar seguros de que podemos
consumirlos hasta un año después.
Es importante que los tarros sean de cristal y las ollas y recipientes de acero inoxidable o esmaltadas.
Es
una excelente bebida para niños; sin duda agradecerán ese detalle en
las próximas fiestas navideñas al poder brindar con el resto de la
familia.
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